miércoles, diciembre 21

Verano

ventanas confunden ante las vibraciones repentinas

una amarilla cansina tormenta que baila a lo lejos/

cuando las miradas se obnubilan arracimadas

las luces se agitan fugitivas palpitantes/

múltiples pies se regodean de su desplante

y bajan manos deshojadas, tibias, casi redondas/

entonces aves quieren estallar en mi cabeza

con el vértigo de aquellos hombros resbaladizos

o de divagantes axilas que no se comprenden cóncavas o convexas?

y la lluvia espera dentro de su humedad, pujante aguijón/

y un trazo incoherente conduce atropellado

hacia los volcanes de las lenguas exacerbadas

que erupcionan en los páramos desiertos indómitos de los vientres/

aunque submarinos se hunden en las profundidades

desaforados por esa dulce asfixia de la falta de perspectiva

inconclusas se sienten las vainas florecidas/

como un horizonte sin final,

perdiéndose entre el juego diluido,

de horas que se evaporan con los gemidos,


sólo una página a la que damos otra vuelta más.


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