se cierran a medias y para que no hagas trampa los párpados quedan sellados por la magia de un beso.
te arrullo en mi lecho, en mis brazos y mis manos van y vienen revoloteando en tu lienzo de cielo tibio,
en tus hilos salvajes, desanudando el nosequé que me tiene encantada en esta tarea difícil, la labor de cariño y paciencia que se repite a si misma todas las noches hasta que llega el alba y el fresco,
hasta que te siento fluir en mí por fin tranquilo, solo un barco en un lago toma el vaivén de las olas bajo el cielo titilando y se pierde dentro de las sombras que descansan
tus oscuridades se llenan de luz de a poco, al despertar si me miras, con bostezos sonrío y caigo rendida.
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