lunes, enero 13

hermana

encontré tu alamar en el borde de la cama,
tu, tan loca buscándolo por donde se encuentran nada más que amarguras.
si no queda otra, es obligación.
pero ojo, siempre se puede trampear novando,
por mañanas que desquician de vivir debajo de las sábanas.
cuando llegó era piel y alma, cenceño de amor,
y míralo ahora, un árbol lleno de flores ya casi frutos que al vaivén de los meses esperan.
yo sé que algún día se irán en su tándem,
los veré partir entre los finos encantos de tu vestido,
y aquí todo seguirá igual,
será sólo un verano para dos.