jueves, octubre 10

Frutas Secas

No había viento ni pan ni papel alrededor. No había soplo contenido ni veraniegas pisadas en sábanas caladas. Ni pantuflas ni almohadas ni camisones. Había puro y rico sueño. Y un aura verde agua dorada se aproximó bailando contoneando susurrando sobre las pieles, carnes estremecidas en punta de gallina y pelos felices. Todos la sintieron bajar y meterse por entre las piernas ronroneando calurosamenteTodos se sonrieron con la tibieza en las rodillas y las palmas cristalizadas. Había colores recónditos en las yemas de los dedos. Había sonidos inusitados.
Tal cual se  d e s p r e n d i e r o n  las pieles secas de víboras mudando y con la quijada hundida  q u e b r á r o n s e  los brotes de cerezo,  e s c a s e a r o n  los perdidos mechones y pelusitas, las chauchas y crujidos se  r e p l i c a r o n  en la dulce oscuridad y la noche abierta como nuez resquebrajada dio bienvenida a las semillas y carozos de infancias.




Ay, dolió un poco porque nadie lo esperabacomo un pinchacito tierno e inocuo, una mordedura viva y coleante pero nimia e ingenua; Si la sorpresa quiere a veces ser traviesa o quizás aplastarse debajo de la cama o de las hamacas entre entristecida y atemorizada, y si no volvemos a este patio luego de la primavera, es porque ya queremos crecer o preferimos creer en nada.

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